Le cantas a tu desesperanza
una canción tierna de alabanza.
No gritas en el vacío de la noche
mi nombre,
como de costumbre.
Enciendes tu cigarrillo,
esperando el momento
en que, por fin,
mi imagen venga a ti.
Y siento desde dentro
un sufrimiento lento;
siento que llega el alba
y mis párpados están todavía sedientos,
sedientos por alcanzarte
esa estrella
que en el cielo vimos al mismo tiempo.
Te limitas a divagar,
a soñar,
a auscultar sombras difusas,
mientras yo te envío rauda,
intermitente,
todo el caudal de nuestra sabiduría.
(Publicado el 13 de octubre de 2009)
Imagen de cabecera: MissionGalacticFreedom
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